Muchas veces me he preguntado si somos una serie de recopilaciones de experiencias de nuestros progenitores, quienes, a lo largo de nuestra vida, van sembrando semillitas que, conforme pasa el tiempo, van germinando poco a poco, con raíces firmes y duraderas que alimentan nuestra vida y, por tanto, se van acumulando como decisiones que quedan como las responsables de lo que vamos viviendo y a su vez, heredando a nuestros hijos.